


El verde se abre paso entre alambradas viejas,
las montañas susurran bajo un cielo gris,
y los caminos parecen promesas que no terminan.
Hay senderos que nos invitan a perdernos,
a dejar atrás el ruido,
y a escuchar cómo la naturaleza respira en silencio.
Cada paso en estos lugares es un regreso,
un recordatorio de que siempre hay un rincón del mundo
donde la calma todavía existe.
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