
Entre senderos de polvo y silencio,
ella camina con la calma de quien no conoce el peso del tiempo.
Su sombra se funde con la mía,
y en sus pasos encuentro la paz que la vida a veces me niega.
Hay instantes en los que no hace falta nada más:
solo el eco de sus huellas y la certeza de que,
mientras avancemos juntos,
el camino nunca estará vacío.
Descubre más desde El secreto de Brian
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.